viernes, 17 de agosto de 2012

El Resplandeciente


En un principio la tierra no estaba vacía…
La tierra fértil nunca yace vacía;
Allí, las montañas crecieron y dioses se hicieron,
En arcilla los tiempos cuerpos cobrizos fundieron,
De oro los rayos de sol a hombres de barro vistieron
Y del agua y el aire más puros sus vigorosas mentes bebieron.

Después del principio, el cielo se pintó de atardecer y de alba,
Y el cielo se llenó de vida;
El desierto se hizo océano de verdes y de selva,
Y el desierto se llenó de vida;
Las fauces de los montes destilaron mineral saliva,
Y el agua se llenó de vida.

En la tierra donde los espíritus se hicieron montañas
Un gran Imperio de oro y sol fue vestido
Y en sus seculares días, noches, mañanas,
Para regar su tierra gran río de saberes fue traído
El que les entregó a sus nativos abismos y nirvanas.

Del Imperio del Sol una luminosa llama
Surgió desde la luz para escribir el drama
Portentoso de una real historia
Que por los siglos está escrita con el fuego
En la roca perdurable de la memoria;
A la luz de aquel Imperio todo olvido queda ciego.

Siendo un Hatun Auqui el mozo gobernó
Junto al Inka su padre; mirando, oyendo, haciendo,
El rayo de sol a presidir fue que aprendió;
Así, los destinos del Imperio muy pronto fue dirigiendo
Hasta llegar a la cúspide del sagrado monte al que llegó.

Tupaq Yupanqui fue el nombre de aquel joven
De noble linaje, gran guerrero, conquistador, explorador,
Que llevó la luz de su civilización hasta el gran margen
De inauditas islas en el infinito océano desafiador;
Fue tal la grandeza de su historia y de su imagen
Que “Resplandeciente” fue llamado el Tupaq dominador.

En Qosqo, ombligo del mundo, el rayo de luz fue que nació,
Su padre Pachakutiq en Mama Anahuarque lo engendró;
Al llegar el momento de la espléndida coronación
La Mascaypacha fue ceñida en la cabeza del rayo de sol
Por el sacerdote, el Willaq Umu, para su veneración
Entre los que habitaban el Tawantinsuyu, el Imperio del Sol.

El Inka junto a los nobles gobernó, administró y construyó
En el Imperio; las vías del Qapac Ñan mantuvo y amplió;
Ciudades, fortalezas, palacios de piedra y barro edificó;
La producción agrícola de valles y andenes cosechó y almacenó;
A los pueblos dominados trabajos comunales e impuestos aplicó.

Tupaq Inka Yupanqui como guerrero fue notable;
Con sus poderosas milicias logró campañas exitosas
Sometiendo en el avance a pueblos inquebrantables
Que lucharon contra el Inka y sus tropas valerosas
Y defendieron su libertad de forma irrenunciable;
El poder del gran Tupaq dominó nevadas cumbres hermosas.

En la expansión del Imperio, en territorios del norte,
Conquistó a los Grandes Señores Chachapoyas, pueblo aguerrido,
De hermosas mujeres a quienes les vino en suerte
Convertirse en vírgenes Acllas y en el Templo del Sol han vivido;
El gran Tupaq Yupanqui en su voluntad aplastante
Luchó contra el grandioso Reino Chimú que fue sometido

Con astuta maniobra, pues a Chan Chan, magnífica ciudad
De barro, obligó a la rendición; la amurallada seguridad
De la Capital Chimú fue debilitada cuando de sed sufrió,
Pues el gran Tupaq ordenó a sus fieles desaguar el río Moche
Que al no fluir el espíritu de los rebeldes secó
Y a someterse les obligó evitando de las vidas el inútil derroche.

Hacia el norte, Tupaq Inka a Cañaris y Cayambis dominó,
Así como el territorio de los Quitus en los que estableció capital
Que en esa región del Imperio la gloria del Inka albergó;
Cuando la mirada del Resplandeciente fue puesta en territorio austral,
Las expediciones se movieron a la altiplánica meseta del Collao
Y desde allí hacia Cochabamba y Tucumán en región meridional.

En su avance incontenible por el sur continental
Dominó a muchos pueblos, etnias tucumanas y mapuches;
Conquistó el territorio del valle de Aconcagua lo cual
Le permitió llevar su Imperio a máximos ensanches
Hasta el territorio del Canal del Chacao, limite del dominio real;
El Inka al contemplar aquellas tierras pobres y de frías noches
Decidió llamarla el extremo del mundo, el lejano final.

Otorongo Acachi y Chalco Yupanqui, briosos generales,
Expandieron los dominios orientales hacia montañosas selvas
Donde la kuka, planta sagrada de virtudes aprovechables
Fue sembrada; el territorio rico en tierras fecundas y productivas
Al Imperio daban madera, animales, plantas medicinales;
Fue desde el Qosqo imperial que las fuerzas expansivas
Del Inka y sus pueblos escribieron estos hechos memorables.

Tupaq Inka Yupanqui, gran explorador, con 20,000 hombres
Se lanzó a la mar; con balsas de paja, madera y velas fuertes
Dominó aguas bravas, vientos indómitos y libres;
Logró llegar a las Islas Ninachumbi y Auachumbi junto a sus sirvientes
En la Polinesia; escalando las oceánicas e infinitas cumbres
El Inka regresó a sus tierras, hazaña prodigiosa que solo los valientes
Logran escribir con fuego en el libro de los hechos dorados de los hombres.

Tupaq Yupanqui, décimo Inka, murió asesinado por el veneno
De una concubina a quien él cuidaba y que descansaba en su seno;
La ambición desmesurada de aquella mujer infame,
Que a su hijo como sucesor del rey deseaba tener,
Terminó con la luz de aquel Inka Resplandeciente
Que para el Tawantinsuyu fue la flama refulgente
Que brilló intensa, llena de gloria, hasta su inmortal atardecer.

Obra con registro de propiedad intelectual

Créditos
Música: 61094_[Babel_sin_Fronteras]_01___Pilgrims___Ouverture_by_P.Ubaldini_Otoshi_M.R
Imágen tomada desde:
http://theonlyperuguide.com/wp-content/uploads/2011/09/Tupac-Yapanqui-Inca.jpg

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