Hidra de Lerna,
Policéfala serpiente
devoradora de vidas,
Bestia feroz que succionas
la esperanza,
Tus cabezas metastásicas
roban los fluidos vitales
De multitudes humanas
-Ejércitos de momias sin
alma, huesos y pellejos-;
Bárbara criatura guardiana
del inframundo,
Tu sepulcral aliento
perfuma palacios rebosantes de avaricia
En los mares que dominas
Desde la ciénaga en que
habitas.
Las multitudes de muertos,
Las montañas de esqueletos
de millones y millones
Se han juntado en medio de
la desgracia,
De la sequedad, de la
aridez desangrada;
Los huesos polvorientos se
van uniendo
Gracias al fulminante
soplo de la terca vida,
La osamenta se va llenando
de nervios, de carne, de piel nueva;
La gigantesca fosa común va
pariendo al hombre fraterno y solidario
Que hará de ti - ¡oh,
alimaña de insondable maldad! -
El leño para la hoguera de
la justicia ardiente en la oscuridad absoluta;
Sí,
Un solo hombre hecho de
millones y millones de despojos de otros seres humanos,
Un nuevo hombre, uno
cualquiera,
Ya se ha formado y va
resucitando
Aunque tú no quieras,
Hidra;
Ese humano vital,
Esa luz síntesis de todos,
Te aniquilará sin la
mínima misericordia
Sin el menor escrúpulo,
Para honrar la memoria de
los incontables
Que secaste de sangres en
tu gula.
Humano,
Uno y todos, todos en uno,
Has de levantarte con
valor y ciencia
Y derrotarás a la maldita
Hidra
Ahorcándole el corazón
-Ese que suena a moneda de
oro o de plata,
Ese corazón, caja fuerte
de codicia despiadada,
Esa entraña de sicópata,
Ese vientre asesino de
sueños e inocentes-;
Tú, hombre resucitado,
Eres el llamado a la
destrucción,
A la aniquilación de
la Hidra y sus cabezas,
¡Desángrala como ella hizo
con tu cuerpo,
Apriétale el corazón,
sécale los flujos que la alimentan,
Sécale el oro y la plata,
La compra y la venta, los
oligopolios,
Los soldados, los
ejércitos,
Las falsas democracias!,
¡Déjala muda para que no
te embauque con su canto embustero
Que adormece el cerebro,
la conciencia y el cuerpo!
Sí humano elemental,
¡Déjala seca en su mercado
de muerte,
No les compres nada a sus
cabezas,
No les vendas nada a sus
cabezas,
No te alistes en sus
ejércitos,
No elijas a sus esbirros
que la amamantan con sangre de los pueblos!
Hombre,
Ahógala, ahórcala, déjala
sin vida,
En tus manos está ese poder
Aunque la Hidra quiera
hacerte creer que no puedes matarla,
Que eres incapaz,
Que ahogándola te ahogarás
con ella;
¡Mentiras, son todas sus
palabras mentiras!,
¡Tú ya has estado muerto
Pero resucitaste!,
Ella no conoce lo que es
morir aún
Y sabe que si muere no
resucitará
Porque nadie la dejará
resucitar
Pues será encerrada para
siempre en el Tártaro,
Envuelta en tres capas
De la más tenebrosa e
impenetrable oscuridad.
Hombre,
Uno y todos, todos en uno,
Seca de oro y plata a la
Hidra,
Y lleva sangre nueva al
pequeño,
Al niño de pecho que como
tú
Sabe lo que es tener
necesidad,
Sabe lo que es tener
hambre, sabe lo que es estar muerto;
Llévales tus riquezas a los
pequeños,
Ellos crecerán,
Intercambiarán trabajo y afecto,
Acumularán bienestar y fortuna,
Intercambiarán trabajo y afecto,
Acumularán bienestar y fortuna,
Se harán fuertes
En una nueva comunidad
justa, humana;
Ellos, los niños, formarán
ese nuevo corazón que necesitamos,
Ellos crecerán desde abajo
Sin estar infectados con
la sangre de la inmoral bestia.
¡Ahorca el corazón de la
Hidra,
Ahógala, déjala sin
sangre!
¡Morirá, si, morirá,
aunque te mienta y te diga que no morirá!
¡Morirá, aunque te escupa su veneno,
Aunque te muestre sus
dientes,
Aunque te enseñe sus
muertos!
Tú, hombre,
Tienes el poder en tus
manos,
El poder de uno y todos,
de todos en uno;
La muerte de la Hidra está
en tus manos
Que son las nuestras, las
del hombre nuevo,
¡Levántate, ya no estás
seco y muerto,
Ya eres nuevamente de
carne y hueso!
Obra con registro de propiedad intelectual
Créditos
Música: Petite_Viking_-_FILS__D_ODIN
Imágen tomada desde:
http://th03.deviantart.net/fs70/PRE/f/2012/178/8/6/hercules_vs_hydra_by_kenbarthelmey-d55399a.jpg