jueves, 28 de febrero de 2013

¡Levántate!


Hidra de Lerna,
Policéfala serpiente devoradora de vidas,
Bestia feroz que succionas la esperanza,
Tus cabezas metastásicas roban los fluidos vitales
De multitudes humanas
-Ejércitos de momias sin alma, huesos y pellejos-;
Bárbara criatura guardiana del inframundo,
Tu sepulcral aliento perfuma palacios rebosantes de avaricia
En los mares que dominas
Desde la ciénaga en que habitas.

Las multitudes de muertos,
Las montañas de esqueletos de millones y millones
Se han juntado en medio de la desgracia,
De la sequedad, de la aridez desangrada;
Los huesos polvorientos se van uniendo
Gracias al fulminante soplo de la terca vida,
La osamenta se va llenando de nervios, de carne, de piel nueva;
La gigantesca fosa común va pariendo al hombre fraterno y solidario
Que hará de ti - ¡oh, alimaña de insondable maldad! -
El leño para la hoguera de la justicia ardiente en la oscuridad absoluta;

Sí,
Un solo hombre hecho de millones y millones de despojos de otros seres humanos,
Un nuevo hombre, uno cualquiera,
Ya se ha formado y va resucitando
Aunque tú no quieras, Hidra;
Ese humano vital,
Esa luz síntesis de todos,
Te aniquilará sin la mínima misericordia
Sin el menor escrúpulo,
Para honrar la memoria de los incontables
Que secaste de sangres en tu gula.

Humano,
Uno y todos, todos en uno,
Has de levantarte con valor y ciencia
Y derrotarás a la maldita Hidra
Ahorcándole el corazón
-Ese que suena a moneda de oro o de plata,
Ese corazón, caja fuerte de codicia despiadada,
Esa entraña de sicópata,
Ese vientre asesino de sueños e inocentes-;

Tú, hombre resucitado,
Eres el llamado a la destrucción,
A la aniquilación de la Hidra y sus cabezas,
¡Desángrala como ella hizo con tu cuerpo,
Apriétale el corazón, sécale los flujos que la alimentan,
Sécale el oro y la plata,
La compra y la venta, los oligopolios,
Los soldados, los ejércitos,
Las falsas democracias!,
¡Déjala muda para que no te embauque con su canto embustero
Que adormece el cerebro, la conciencia y el cuerpo!

Sí humano elemental,
¡Déjala seca en su mercado de muerte,
No les compres nada a sus cabezas,
No les vendas nada a sus cabezas,
No te alistes en sus ejércitos,
No elijas a sus esbirros que la amamantan con sangre de los pueblos!

Hombre,
Ahógala, ahórcala, déjala sin vida,
En tus manos está ese poder
Aunque la Hidra quiera hacerte creer que no puedes matarla,
Que eres incapaz,
Que ahogándola te ahogarás con ella;
¡Mentiras, son todas sus palabras mentiras!,
¡Tú ya has estado muerto
Pero resucitaste!,
Ella no conoce lo que es morir aún
Y sabe que si muere no resucitará
Porque nadie la dejará resucitar
Pues será encerrada para siempre en el Tártaro,
Envuelta en tres capas
De la más tenebrosa e impenetrable oscuridad.

Hombre,
Uno y todos, todos en uno,
Seca de oro y plata a la Hidra,
Y lleva sangre nueva al pequeño,
Al niño de pecho que como tú
Sabe lo que es tener necesidad,
Sabe lo que es tener hambre, sabe lo que es estar muerto;
Llévales tus riquezas a los pequeños,
Ellos crecerán,
Intercambiarán trabajo y afecto,
Acumularán bienestar y fortuna,
Se harán fuertes
En una nueva comunidad justa, humana;
Ellos, los niños, formarán ese nuevo corazón que necesitamos,
Ellos crecerán desde abajo
Sin estar infectados con la sangre de la inmoral bestia.

¡Ahorca el corazón de la Hidra,
Ahógala, déjala sin sangre!
¡Morirá, si, morirá, aunque te mienta y te diga que no morirá!
¡Morirá, aunque te escupa su veneno,
Aunque te muestre sus dientes,
Aunque te enseñe sus muertos!

Tú, hombre,
Tienes el poder en tus manos,
El poder de uno y todos, de todos en uno;
La muerte de la Hidra está en tus manos
Que son las nuestras, las del hombre nuevo,
¡Levántate, ya no estás seco y muerto,
Ya eres nuevamente de carne y hueso!


Obra con registro de propiedad intelectual

Créditos


Música: Petite_Viking_-_FILS__D_ODIN
Imágen tomada desde:
http://th03.deviantart.net/fs70/PRE/f/2012/178/8/6/hercules_vs_hydra_by_kenbarthelmey-d55399a.jpg
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