domingo, 10 de febrero de 2013

Un poco de memoria

Una mujer camina,
Desde lejos viene,
Una pena tiene,
Grande, dañina.

Tras ella marchan
Recuerdos frescos,
De verde avanzan
Con ella, dantescos.

La memoria grita:
Se abre una puerta,
Negra una mascara
Pateando es que entra.
 
Una voz ruge fuerte,
Brama el fusil,
El uno de abril
Trajo a la muerte
Vestida de negro
Y de verde olivo
Quien miró a Pedro
El esposo y amigo.

La esposa pasmada
Tiembla de miedo:
-¡No a mi Pedro,
No ha hecho nada!-
Habla afligida
La muy amada.

-¡Cierra la boca
India asquerosa,
Este tu esposo,
Rata mugrosa,
Es guerrillero,
Es una plaga!-
Grita la muerte
Uniformada.

Pedro no entiende,
No entiende nada;
El solo sabe
La tierra labrar
Y a su familia
Quiere cuidar.

Pero la muerte
Pisa muy fuerte,
Pone la bota
Sobre la cara
Del campesino
Que se amilana,
Por el terror,
Por el pavor,
Por los chasquidos
De tantas balas.

La puerta cruje,
Es arrancada
De una patada,
De un grito fuerte.

La muerte arrastra
Por los cabellos
Al pobre Pedro
Que así se marcha.

La fiel esposa
Llora, suplica:
-¡El no es culpable,
El no ha hecho nada!

Otra patada
Sangra la boca
De la mujer
Desconsolada.

Pasan los días
Desde el primero,
Busca ella a Pedro
Noches, mañanas.

La gente habla:
-Esos milicos,
Son unas bestias
Uniformadas;
Les dan de golpes
A los que van presos,
Y en los cuarteles
Les quiebran los huesos-.

La gente habla,
La gente piensa:
-¿Como es posible
Tanta violencia?
¿No son personas
De carne y hueso,
O son los desechos
De tanto desprecio?
¿Cómo es posible
Tanta tortura,
Tanta insanía,
Tanta locura?-.

La campesina
Busca a su Pedro,
No se amilana,
Camina, anda.
-Es mi familia,
Este mi esposo
No le abandono,
No le abandono-.

Va a las quebradas,
Va por los ríos,
Busca en los pueblos y caseríos,
Busca en cementerios
Clandestinos.

Ella que llora
Piensa y piensa:
-Lo habrán botado
A mi pobre Pedro
En algún campo 
Solitario y yermo
¿Estará seco,
Estará muerto?-

Camina y camina,
Noches y días
La campesina
Sin compañía.

Ella observa,
Como los locos
Van por la calles
Vacíos y rotos.
-¿Será ese mi Pedro?-
Ella pregunta,
-Con tanto golpe
Estará flaco,
Lo habrán soltado
Desnudo y loco-

Va hacia el cuartel;
Allí le dicen:
-Aquí no está
¿Cómo se llama?
No hay ningún Pedro,
Espera un poco
Busca aquí,
Busca allá,
Dame dinero,
Se donde está,
Yo te lo entrego,
Tranquila nomas-.

La campesina
Sigue buscando,
Y en su camino
Va encontrando
Otras mujeres
Que igual que ella
Andan buscando
A sus parientes
Que les va robando
La maldita muerte.

La guerra prosigue
Entre dos frentes,
Siempre en el medio
Los inocentes.

Mueren de un lado,
Mueren del otro,
Los que más mueren
Armas no tienen.

Muchas las madres
Que van en busca
De los secuestrados,
Los que arrastrados
Por la negra muerte
Yacen perdidos
Sin saber su suerte.

Las madres juntan
Sus esperanzas
Y en sus andanzas
Siguen su lucha;
Cocinan unidas,
Cuidan los huérfanos,
Comparten comidas,
Cuidados, consuelos.

Los de verde y negro,
Miran con recelo:
-¡Son guerrilleras
Igual que aquellos;
Indias de mierda,
No valen nada,
Son una lacra,
Son unas perras
Como los otros
Perros que están
Muertos y secos
En el infierno
Y hacia allá mismo
Ellas irán!-.

Las madres caminan,
Caminan, caminan;
Sigue su búsqueda
Con dignidad.

Pasan los años,
La guerra termina,
Pero a sus familias
Ellas no olvidan,
Esas que robó
La máscara negra
Un uno de abril,
Un abril cualquiera.

Las madres dicen:
-No hay que olvidarse
De esta desgracia,
Para que nunca,
Nunca más suceda;
Que nuestros seres
Desaparecidos,
Sean redimidos
Con el recuerdo
Sin el olvido,
¡Que no se repita
Esta triste historia
Del largo camino
De nuestra memoria!-.




Obra con registro de propiedad intelectual

Créditos


Música: Petite_Viking_-_FIELDS_OF_THE_DEATHS
Imagen tomada desde:
http://www.justiciaviva.org.pe/comision/fotos/18%20PRInchapp043.jpg
http://blog.pucp.edu.pe/media/1220/20120412-cabitos.jpg

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