En un principio la tierra
no estaba vacía…
Allí, las montañas
crecieron y dioses se hicieron,
En arcilla los tiempos
cuerpos cobrizos fundieron,
De oro los rayos de sol a
hombres de barro vistieron
Y del agua y el aire más
puros sus vigorosas mentes bebieron.
Después del principio, el
cielo se pintó de atardecer y de alba,
Y el cielo se llenó de
vida;
El desierto se hizo océano
de verdes y de selva,
Y el desierto se llenó de
vida;
Las fauces de los montes
destilaron mineral saliva,
Y el agua se llenó de
vida.
En la tierra donde los
espíritus se hicieron montañas
Un gran Imperio de oro y
sol fue vestido
Y en sus seculares días,
noches, mañanas,
Para regar su tierra gran
río de saberes fue traído
El que les entregó a sus
nativos abismos y nirvanas.
Del Imperio del Sol una
luminosa llama
Surgió desde la luz para
escribir el drama
Portentoso de una real
historia
Que por los siglos está
escrita con el fuego
En la roca perdurable de
la memoria;
A la luz de aquel Imperio
todo olvido queda ciego.
Siendo un Hatun Auqui el
mozo gobernó
Junto al Inka su padre;
mirando, oyendo, haciendo,
El rayo de sol a presidir
fue que aprendió;
Así, los destinos del Imperio muy pronto fue dirigiendo
Hasta llegar a la cúspide del
sagrado monte al que llegó.
Tupaq Yupanqui fue el
nombre de aquel joven
De noble linaje, gran
guerrero, conquistador, explorador,
Que llevó la luz de su
civilización hasta el gran margen
De inauditas islas en el
infinito océano desafiador;
Fue tal la grandeza de su
historia y de su imagen
Que “Resplandeciente” fue
llamado el Tupaq dominador.
En Qosqo, ombligo del
mundo, el rayo de luz fue que nació,
Su padre Pachakutiq en
Mama Anahuarque lo engendró;
Al llegar el momento de la
espléndida coronación
La Mascaypacha fue ceñida en
la cabeza del rayo de sol
Por el sacerdote, el Willaq
Umu, para su veneración
Entre los que habitaban el
Tawantinsuyu, el Imperio del Sol.
El Inka junto a los
nobles gobernó, administró y construyó
En el Imperio; las
vías del Qapac Ñan mantuvo y amplió;
Ciudades, fortalezas,
palacios de piedra y barro edificó;
La producción agrícola de
valles y andenes cosechó y almacenó;
A los pueblos dominados
trabajos comunales e impuestos aplicó.
Tupaq Inka Yupanqui como
guerrero fue notable;
Con sus poderosas milicias
logró campañas exitosas
Sometiendo en el avance a
pueblos inquebrantables
Que lucharon contra el
Inka y sus tropas valerosas
Y defendieron su libertad
de forma irrenunciable;
El poder del gran Tupaq
dominó nevadas cumbres hermosas.
En la expansión del
Imperio, en territorios del norte,
Conquistó a los Grandes
Señores Chachapoyas, pueblo aguerrido,
De hermosas mujeres a
quienes les vino en suerte
Convertirse en vírgenes
Acllas y en el Templo del Sol han vivido;
El gran Tupaq Yupanqui en
su voluntad aplastante
Luchó contra el grandioso
Reino Chimú que fue sometido
Con astuta maniobra, pues a Chan Chan, magnífica ciudad
De barro, obligó a la
rendición; la amurallada seguridad
De la Capital Chimú fue
debilitada cuando de sed sufrió,
Pues el gran Tupaq ordenó
a sus fieles desaguar el río Moche
Que al no fluir el
espíritu de los rebeldes secó
Y a someterse les obligó
evitando de las vidas el inútil derroche.
Hacia el norte, Tupaq
Inka a Cañaris y Cayambis dominó,
Así como el territorio de
los Quitus en los que estableció capital
Que en esa región del Imperio
la gloria del Inka albergó;
Cuando la mirada del
Resplandeciente fue puesta en territorio austral,
Las expediciones se
movieron a la altiplánica meseta del Collao
Y desde allí hacia
Cochabamba y Tucumán en región meridional.
En su avance incontenible
por el sur continental
Dominó a muchos pueblos,
etnias tucumanas y mapuches;
Conquistó el territorio
del valle de Aconcagua lo cual
Le permitió llevar su
Imperio a máximos ensanches
Hasta el territorio del
Canal del Chacao, limite del dominio real;
El Inka al contemplar aquellas
tierras pobres y de frías noches
Decidió llamarla el
extremo del mundo, el lejano final.
Otorongo Acachi y Chalco
Yupanqui, briosos generales,
Expandieron los dominios
orientales hacia montañosas selvas
Donde la kuka, planta
sagrada de virtudes aprovechables
Fue sembrada; el
territorio rico en tierras fecundas y productivas
Al Imperio daban madera,
animales, plantas medicinales;
Fue desde el Qosqo
imperial que las fuerzas expansivas
Del Inka y sus pueblos
escribieron estos hechos memorables.
Tupaq Inka Yupanqui, gran
explorador, con 20,000 hombres
Se lanzó a la mar; con
balsas de paja, madera y velas fuertes
Dominó aguas bravas, vientos
indómitos y libres;
Logró llegar a las Islas
Ninachumbi y Auachumbi junto a sus sirvientes
En la Polinesia; escalando
las oceánicas e infinitas cumbres
El Inka regresó a
sus tierras, hazaña prodigiosa que solo los valientes
Logran escribir con fuego en
el libro de los hechos dorados de los hombres.
Tupaq Yupanqui, décimo Inka,
murió asesinado por el veneno
De una concubina a quien
él cuidaba y que descansaba en su seno;
La ambición desmesurada de
aquella mujer infame,
Que a su hijo como sucesor
del rey deseaba tener,
Terminó con la luz de
aquel Inka Resplandeciente
Que para el Tawantinsuyu
fue la flama refulgente
Que brilló intensa, llena
de gloria, hasta su inmortal atardecer.
Obra con registro de propiedad intelectual
Créditos
Música: 61094_[Babel_sin_Fronteras]_01___Pilgrims___Ouverture_by_P.Ubaldini_Otoshi_M.R
http://theonlyperuguide.com/wp-content/uploads/2011/09/Tupac-Yapanqui-Inca.jpg
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