miércoles, 5 de septiembre de 2012

La niña que llamaba a las cosas


Entre los ríos Morona y Tigre,
En la provincia de Alto Amazonas
Viven antiguas culturas y personas
De espíritu sabio y alegre

Narran los achuales una historia
Que los ancianos les contaron
Y que de muy niños escucharon
Como verdadera y de ellos propia…
Hubo una época triste, agria,
Cuando la gente pasaba hambre
Y de lo poco que cultivaba el hombre
Solo cosechaban yuca verde;
El tiempo era malo, muy rebelde,
Cundía el desánimo, la incertidumbre

Una familia en su chacra sembraba
Muchos tallitos de yuca silvestre
Para poder comer y llenar el vientre
Con la raíz que apenas verdeaba;
El esposo que trabajaba y trabajaba
Por tener el necesario alimento
Se llenó de profundo abatimiento
Por tanto esfuerzo y el fruto escaso,
Vio en la chacra todo su fracaso
Y así balbuceo decepcionado y violento:
-¡Estoy cansado de doblar la espalda,
Dedico en vano mi tiempo y esfuerzo,
Me largo ha relajar el pescuezo
Y a distraerme por la quebrada;
Tú, mujer ¡qué haces callada!,
Apúrate y masca toda esa yuca,
La lentitud al hogar perjudica,
Quiero el masato fermentado
Para emborracharme y estar relajado
Cuando vuelva de aquí cerca!

Se marchó el hombre enojado
Y la mujer se vino en llanto
Pues grande fue su quebranto
Por como le habían hablado;
Tomó a su hija y caminando
Se fue a pescar quebrada arriba;
Estuvo pensando, reflexiva,
Como contentar a su esposo
Para que se ponga animoso
Y no se esté a la ofensiva

Por la orilla andaba la mujer,
Y en el río vio cáscaras que flotaban,
Eran de yucas que bien maduraban,
Que venían de otra chacra al parecer;
Las mujeres decidieron ir a conocer
En donde había tan buena cosecha,
Fueron río arriba por la margen derecha,
Y anduvieron un largo camino
Hacia un despejado terreno
Cerca de una playa limpia y estrecha

En aquel lugar vivía otra mujer,
Nuncui la llamaba toda la gente
Quien cosechando vivía felizmente
Con su hija pequeña, la postrer;
La recién llegada no podía comprender
Como allí había tanto alimento:
Yuca, sachapapa, pituca, plátano suculento,
Mientras que ella y su familia no podían
Tener nada de lo que en esa tierra tenían
Y que les hubiera traído contentamiento

La mujer asombrada a Nuncui le dijo:
- ¿Cómo es posible que tengas tanto?
Llámame a la comida con algún encanto
Y quítale a mi esposo todo su enojo;
Nuncui, pensativa, movió el entrecejo,
Y le dijo: - llévate a mi hija un rato
No la maltrates, trátala con recato,
Que mi pequeña a la yuca llamará
Y en tu chacra abundante crecerá
Si la cuidas y le das buen trato -

La mujer tomó a la niña de la mano
Y a Nuncui, su madre, le prometió
Que cuidaría de su hijita, y le juró
Que la retornaría a casa temprano;
Caminaron de regreso por el secano
Y llegaron a la chacra improductiva;
La mujer habló a la niña cual madre afectiva:
- Llámame a la buena yuca -,
Y la niña dijo: - ¡que venga buena yuca! -
Y la yuca brotó grande y fruitiva

Después la mujer pidió que vengan plátanos,
Y la niña a los distintos plátanos llamó
Y toda musa herbácea de pulpa se llenó
Con verdes, amarillos, ricos bananos;
La niña llamaba y crecían frutos buenos,
Pues la mujer sencilla y afable pedía
Y hasta el masato sin mucho trabajo hervía
De lo rápido que se había fermentado
En la tinaja vieja de barro curado
Que para preparar aquella bebida servía

Al rato llegó de su paseo el esposo
Y desconcertado inquirió presto:
- ¡Mujer! ¿cómo has hecho todo esto?,
Los frutos, el masato; ¡es asombroso! -;
La mujer respondió en tono calmoso:
- Nuncui me dio a su hija y la he traído,
Ella llama a las cosas y así han venido,
Ya es hora de llevarla de regreso a casa
De su madre que nos la prestó generosa,
Partiremos después de que haya comido-.

Los esposos fueron un momento a pescar
Dejando a la niñita junto con otros niños;
Pero eran maliciosos los inquietos pequeños
Pues a la hija de Nuncui querían molestar;
Se acercaron a ella como queriendo jugar
Y le tiraron en los ojos mucha ceniza
Que le produjo ardor; con la vista rojiza
La pequeña de dolor se puso a llorar
Mientras que los niños comenzaron a gritar
Haciendo una ronda muertos de risa

Uno de los niños a la niñita le dijo:
- Hija de Nuncui ¡llama al otorongo! -,
Y la pequeña dijo: - ¡que venga el otorongo! -,
En eso salió un jaguar de su escondrijo
Y todos gritaron ante el gran gato viejo
Que se fue rugiendo selva adentro;
Después otro niño grito diciendo:
- Hija de Nuncui ¡llama a las víboras! -,
Y la pequeña dijo: - ¡que venga las víboras! -,
Y las serpientes vinieron a su encuentro

Todos los niños huyeron chillando
Mientras la pequeña seguía llorando
Por el ardor que le estaba quemando
Los lagrimosos ojitos que se fueron cerrando;
La niñita quería irse y estuvo cantando:
- ¡Caña de guayaquil, llévame de aquí,
Caña de guayaquil, sácame de aquí! -,
Y la caña hacia la niña se fue inclinando
Quien se agarró de sus ramas temblando
Y la caña levantándose la saco de allí

Después de haber pasado un tiempo
Los esposos de pescar volvieron,
Se asustaron cuando a la niña vieron
En lo alto de la caña sacudida al viento;
Fue entonces grande su afligimiento
Que a los niños en seguida preguntaron:
- ¿Qué ha pasado?-; ellos contestaron:
- La niña se molestó con nosotros y se fue,
No sabemos nada más ni porque -,
Y en seguida, mirándose, todos callaron.

Cuando a la pequeña voltearon a ver
La caña y la niña se habían convertido
En una gran loma que había crecido
Y que se llenó de colores al reverdecer;
Ya se veían los arreboles del atardecer
Y aquellos esposos muy entristecidos
Quedaron por no haber sido comedidos
En cuidar a la pequeña que les llamaba
A los buenos frutos que les entregaba
Y así muy tristes lloraron doloridos...

Obra con registro de propiedad intelectual

Créditos
Música:Anjey_Satori_-_Forest_Surround
Imágenes tomadas desde: 
http://farm4.staticflickr.com/3232/3291398542_34af98d941_m.jpg
http://mw2.google.com/mw-panoramio/photos/medium/13655199.jpg

Basado en el cuento de la etnia achual “La mujer llamada Nuncui”

Cuento “La mujer llamada Nuncui”. 2008. En: Cuentos folklóricos de los achual. Instituto Lingüístico de Verano. Lima, Perú.
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